Move en Lunar White: hablamos con la directora de diseño de colores, materiales y acabados de Sonos
Steven Saftig
Global Head of Editorial
Hoy presentamos Sonos Move en Lunar White. Este color es el resultado de meses de investigación, desarrollo y pruebas. Además, ilustra un principio clave de la experiencia Sonos: todos nuestros productos funcionan juntos como parte de un sistema, tanto técnica como estéticamente. Kitty Suidman, la directora de diseño de colores, materiales y acabados de Sonos, y su equipo de expertos dieron con un tono más claro para que Move se integrase a la perfección tanto en interiores como en exteriores sin perder la armonía con el resto del sistema Sonos. Descubre cómo su formación internacional y su gran pasión por los colores la ayudaron a dar con el color perfecto.
Elegir el color de un altavoz no es nada fácil. Para afrontar este reto, Kitty Suidman combina inspiración y conocimientos técnicos a partes iguales. Suidman, nacida en los Países Bajos, vivió 20 años en Asia antes de regresar a su país de origen para estudiar diseño industrial. Durante sus estudios, se dio cuenta de que le gustaban más los colores y los materiales que el diseño industrial. Decidida a tomar un camino distinto, se graduó y preparó concienzudamente para labrarse una carrera amplia y variada en empresas de la talla de Philips Design, Motorola y T-Mobile. Desde que se incorporó a Sonos hace siete años, ha desarrollado una propuesta de colores rigurosa y meditada, arraigada en profundos conocimientos técnicos que abarcan procesos químicos y de fabricación. La forma tan detallada con la que describe cómo llegó su equipo al nuevo tono de Move muestra cómo los colores personalizados de Sonos permiten a nuestros altavoces integrarse a la perfección en tu casa, tanto en zonas interiores como exteriores.
¿Cómo describirías el enfoque de Sonos en cuanto al color del producto?
El enfoque que le damos al color se basa en el diseño. Y el diseño consiste en encontrar soluciones. Pongamos a Move como ejemplo. Era nuestro primer producto portátil y el problema era encontrar un color con el que Move combinara en una gran variedad de entornos. Desde una perspectiva más general, es importante conseguir un color que resulte atemporal y versátil, algo que perdure durante mucho tiempo. Fabricamos productos duraderos, y el color forma parte de esa ecuación.
¿Cómo ha evolucionado el color en Sonos?
Cuando empecé, nuestros productos también incorporaban acabados metálicos. Por ejemplo, las versiones en negro y blanco de Play:1 tenían una rejilla plateada. A partir de la segunda generación de Play:5, optamos por crear un diseño sencillo con un color único para que nuestros altavoces pareciesen objetos decorativos y no aparatos tecnológicos.
¿Cómo decide Sonos qué colores usar?
Nuestra estrategia es muy sencilla. Tratamos de encontrar colores que combinen en varios ambientes distintos. El blanco tiene una larga tradición en las casas. El negro tiene una larga tradición en los sistemas de sonido. Nuestro objetivo era emplear colores que se correspondieran con el modo de vida de nuestros usuarios.
Entonces, si colocas un Sonos One blanco con una Beam blanca, ¿son exactamente del mismo color?
No, y eso es lo mejor de mi trabajo. Casi todos los altavoces Sonos tienen un tono negro o blanco que denominamos «negro Sonos» y «blanco Sonos». Por ejemplo, Sonos One está disponible en negro Sonos y blanco Sonos. No obstante, a veces no podemos usar esos colores. La primera vez que no los usamos fue con Beam, y tuvimos que trabajar con una rejilla de tela. El tejido blanco le daba un aspecto ordinario, por lo que nos decidimos por un tono gris claro. Sin embargo, el aspecto clave de nuestra filosofía de diseño es que cada producto debe parecer monolítico; es decir, el producto en su conjunto debe parecer un solo objeto, independientemente de los materiales que utilicemos. Para combinarlo con el tejido gris claro, tuvimos que cambiar el blanco que usamos en el resto de Beam para que no contrastara demasiado con la tela. A esta variante la llamamos «Cloud White». Cuando desarrollamos el Cloud White, nos aseguramos de que no destacara como un blanco diferente al compararlo con el resto de nuestros productos. Si pones los altavoces Sonos de tonos claros juntos, no deberías notar ninguna diferencia. Si tenemos que retocar un color, nos aseguramos de que sea coherente con los demás productos.
Pero Move no lleva una rejilla de tela, ¿por qué no habéis usado el blanco Sonos?
Podríamos haberlo hecho. Cuando probamos Move en blanco Sonos en espacios exteriores, demostró ser muy duradero. Pero el blanco Sonos se diseñó especialmente para el interior de casa. Es un tono más cálido que transmite una sensación de hogar, sobre todo si lo comparas con los tonos más fríos y azulados que se usan en muchos productos electrónicos. Pero si ves algo en ese color en el exterior, resulta discordante y artificial. El blanco brillante no es un «color natural», así que no nos pareció apropiado sacarlo al exterior. Destaca demasiado. Y eso es lo que nos llevó hasta el «Lunar White». Como Move fue diseñado para usarlo tanto en espacios interiores como exteriores, necesitábamos un color que pudiera encajar perfectamente en ambos sitios. Tenía que integrarse a la perfección tanto dentro como fuera de casa. El color debe combinar con aquello que lo rodea.
¿Adoptasteis el mismo planteamiento con la versión en negro de Move?
Sí. El tono más oscuro de Move no es el mismo que el negro Sonos. De hecho, se llama «Shadow Black». Es un color personalizado que hemos creado por las mismas razones por las que creamos el Lunar White.
¿Cuál fue la parte más difícil de desarrollar el Lunar White?
El color debe funcionar correctamente, aunque lo apliques en diferentes materiales y superficies, ya sea plástico, pintura, silicona o metal anodizado. En el caso de Move, había 20 partes distintas cuyo tono tenía que ser idéntico. Todo el desarrollo de colores se lleva a cabo en colaboración con nuestros proveedores de producción, así que creamos ciertas fórmulas. La química es una parte esencial de nuestro trabajo. También nos esforzamos para que el color sea igual en distintos materiales y el producto sea monolítico. Por ejemplo, al aplicar el Lunar White a Move, el cable de alimentación parecía más rosado que el resto del altavoz. Tuvimos que retocar la fórmula para que el color fuera coherente. Además, hemos sometido todas nuestras fórmulas a pruebas de verificación de materiales para garantizar que el color fuera duradero en términos de resistencia a arañazos, a productos químicos y a la exposición a los rayos ultravioleta.
Parece que tanto la parte del «material» como la del «acabado» son igual de importantes que el «color». ¿Es así?
Sin duda. La mayor parte del trabajo de mi equipo en el desarrollo de materiales se lleva a cabo en colaboración con el equipo de ingeniería mecánica. Trabajamos con ellos codo con codo para asegurarnos de que usamos materiales que nos permitan conseguir el color y el acabado perfectos para cada producto. Y con «acabado» me refiero a la textura y el nivel de brillo; es decir, lo brillante o mate que se vea el producto. En el caso de Arc, nuestro desafío era la rejilla curvada. De hecho, tuvimos que reducir su nivel de brillo porque la curvatura de la rejilla hacía que el acabado tuviera un aspecto demasiado brillante. Nuestros productos suelen tener un nivel de brillo entre 7 y 15. Pero en la versión en negro de Arc, el nivel de brillo es de 4.
Cuéntanos más cosas sobre tu equipo.
Mi equipo está compuesto por cuatro personas con dos funciones distintas. La mitad del equipo se encuentra en Santa Bárbara y se centra principalmente en la estrategia. Colaboran con nuestro equipo de diseño industrial para identificar el color, el material y el acabado (o «CMF») de cada producto, pero también comprueban cómo encaja en todo el catálogo. Trabajan con muchos equipos técnicos interdisciplinarios fuera del campo del diseño, como los de ingeniería mecánica, equipamiento y acústica. La otra mitad del equipo está en China. Estos desarrollan el CMF y trabajan con los proveedores para supervisar el desarrollo de las fórmulas de los colores. Además, se encargan del CMF de los productos, desde el prototipo hasta el producto final.
¿Cuáles son los requisitos necesarios para formar parte de tu equipo? ¡Necesitas que te enchufen
porque en la universidad no se imparte el CMF! Ahora en serio, el requisito principal es sentir pasión por los colores, los materiales y los acabados. Nunca contrato al mismo tipo de candidato ni al mismo conjunto de habilidades. Casi todos los miembros de mi equipo trabajaron en otros campos antes de interesarse por el CMF. En el equipo hay un químico de materiales, un diseñador gráfico, un diseñador industrial y un ingeniero. Busco habilidades muy distintas que aporten diferentes perspectivas y permitan ampliar el debate en el equipo. Lo que todos tenemos en común es una habilidad especial para captar los detalles en lo referente a la agudeza del color.
¿Cuál es el mayor desafío de tu trabajo?
El color es algo realmente subjetivo. Por lo tanto, el desafío consiste en eliminar la subjetividad de algo donde no hay respuestas correctas ni incorrectas. Una manera de hacerlo es prediciendo las tendencias. Es necesario predecir qué colores van a ser relevantes en el futuro y de dónde proceden esas tendencias. Pero no se trata simplemente de coger las tendencias de moda y aplicarlas a ciegas en los productos. Hay que analizarlas desde el punto de vista de la marca y determinar cómo esas tendencias se aplican a los productos. Otra forma de hacerlo es pensar qué quieres que transmitan los colores. Es importante desarrollar los colores teniendo en cuenta el lanzamiento y la historia del producto.
¿Cuándo supiste por primera vez que te apasionaban los colores y los materiales?
Lo descubrí cuando estaba en la universidad. Mi facultad se centraba más en el diseño industrial, pero empecé a darme cuenta de que me interesaban más los colores, los materiales y los acabados. Estudié con una mujer llamada Lidewij Edelkoort, que es conocida por su capacidad de predecir tendencias y su visión del futuro. Fue mi mentora y me gradué con su ayuda. En el proyecto de fin de carrera presenté algo muy distinto a los demás, diseñé los materiales y los colores de unas persianas. En vez de hacer el típico proyecto de diseño industrial, elegí hacer algo que me interesara y me apasionara más.
¿Cómo ha influido tu formación internacional en tu trabajo con el color?
Cuando tenía cinco años, mi familia se trasladó de los Países Bajos a Japón, así que he pasado 20 años en Asia. El diseño es una parte importante de la cultura japonesa. Y Japón es un país famoso por el diseño, especialmente por el diseño gráfico y el diseño de tejidos. Se trata de una cultura que presta atención a todo tipo de detalles. Crecer allí y estar expuesta a una cultura que se fija tanto en los detalles y el diseño influyó mucho en mi comprensión y fascinación por los colores y los materiales.